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24 de mayo de 2011

IMAGINAR Y CREAR


La siguiente actividad está destinada a la promoción de la escritura y producción de textos como forma de expresión artística a través de la imaginación y fantasía como determinantes de la inteligencia en la que se expresa creaciones fantasiosas y que es en la escuela donde se ha impedido que pequeños artistas manifiesten lo que piensan, sueñan y de forma mágica vuelan.

Luego de haber compartido en esta sesión un texto ilustrado “El descubrimiento” de Jonás Ribeiro se dio paso a la invitación de la creación y la imaginación como protagonista de esta oportunidad de volar sin parar junto con todas nuestras emociones y sensaciones que produce la literatura.

EL DESCUBRIMIENTO






Erase una vez un niño que pintaba que planteaba pensamientos cuadrados. Le encantaba ver su plantación en orden, y le encantaba la niña que era su vecina.



Erase otra vez, en la misma historia, una niña que dibujaba poesías. Le encantaba el niño que era su vecino.




  
El niño creía que sólo le gustaría a la niña si cuidaba bien su plantación de cuadrados. Por eso hacía un gran esfuerzo para que ningún cuadrado creciera fuera de su lugar.
A la niña le gustaba tanto el niño que era su vecino, que ni siquiera se fijaba en los cuadrados que él plantaba. Sólo quería dibujarle poesías. todo el día.










Un día, el niño se cansó de plantar puros cuadrados y plantó un triángulo.





 



A la niña le encantó aquella novedad en la plantación de cuadrados. y le pidió que le regalara el triángulo con un listón rojo y el moño extravagante que él hizo para que a ella le gustara.





 





Al día siguiente, él plantó un montón de círculos, triángulos y rectángulos. La niña no tuvo que pedirlos.
El recogió muchas flores geométricas para darle. La niña estaba encantada de la vida con todo ese cariño.



Un poco después, el niño quiso plantar la libertad. Plantó un poco de todo. La organizada plantación se volvió una selva maravillosa, sin orden alguno.


El niño no sentía necesidad de darle ningún regalo a la niña que era su vecina. Sólo quería quedarse mirándola. Sólo quería vivir.






Descubrió que no tenía que plantar nada para gustarle a la niña que era su vecina, sólo tenía que existir, y sentir todo aquel buen sentimiento que sentía por ella. Descubrió que no tenía que descubrir nada más. Que sólo precisaba dejar de precisar. Que podía sentir, amar y ser. Como si todo estuviera pasando por primera vez.






Y aquí acaba esta historia y empieza otra. Si, a partir de de aquí comienza la historia del niño y la niña que respiraban poesía.








      

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